viernes, 21 de agosto de 2009


El sueño que aplasta. La alegría que huye. El sol que se asoma.
El frío que empapa los huesos y la carne y el alma. Lo lindo de lucir los abrigos y sentirse protegido entre bufandas grises. La amenaza a un próximo verano, a luz por la ventana. La ansiedad demasiado inquieta. Los trastornos de la debilidad. Las esperanzas puestas en un cambio inexistente. Un pincel con ilusión. La locura de un día con color. La bronca a todo tipo de mediocridad. Los pensamientos puestos en nada. La ausencia de libros, y con ello, de valores. La desidia, la comodidad de un mundo consumido por la tecnología.


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