lunes, 26 de octubre de 2009

A veces me canso de sentir cada día o incluso cada instante, algo distinto. Este corazón nunca se ha caracterizado por tener un ritmo continuado y firme sino más bien por curvas de locura y latidos ajetreados sin sentido. Al arquitecto de dicha obra se le olvido dotarme de fuerzas para aceptar esos cambios, tanto que llegué al punto de dejarme llevar para ahorrarme los quebraderos de cabeza que suponen tantos cambios de parecer.

Es cansado no encontrar pasiones definidas ni permanentes, el pasar del querer al odio en milésimas de segundo sin motivo, los caprichos que duran apenas un suspiro, los sueños mitificados que nunca llego a cumplir, las estúpidas quejas que aparecen en los momentos cumbre.

A veces me canso de ser como estoy. De estar para todos menos para mi, de aparentar estar solo para mi mientras lo que hago es buscar el modo de estar con todos -sobre todo contigo-.

(Desesperé un poco, pero sabes?...)



Hoy, ni mañana,
ni siquiera pasado mañana...
(Tal vez nunca)

intentaré olvidarte.

Mientras soñaba, escribía tu nombre en mi cuaderno de cuadrícula grande junto a corazones cursis. Soñaba que en los días de lluvia me abrazabas y te despedías de mí, con un beso en la mejilla. Pensaba que cualquier día sin más, tomaríamos por declaración el que me agarraras el cabello y bajito, sin dejar escuchar al viento -me susurrabas las palabras mágicas
...y terminaríamos siendo felices para siempre.

En mi cabeza eres el mejor de los hombres y te creo capaz de hacerme sonreír el resto de mis días. Me gusta hablar contigo mientras mis piernas tiemblan de nervios, me encantaba que nos encontráramos en lugares que siempre me hacían pensarte.
Pero llegó la hora, el triste momento... donde el sueño tiene caducidad.
Yo lo afronté primero como una broma, segundo como algo imposible y tercero como el fin de mi romanticismo...
y poco faltó para creermelo.
Harán falta dias para acostumbrarme a verte distinto, meses para dejar de nombrarte y años para asimilarme lejos de ti. Pero el destino es caprichoso y mi tiempo eterno.

A pesar de todo, terminas haciéndome reír de la misma forma, mientras tanto...
sigo queriéndote infinitamente, pero esta vez estaré sin tratar de conquistarte.


Yo,
vuelvo a tomar fuerza.

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