lunes, 26 de octubre de 2009

Llovía y su pelo estaba empapado de alegrías.
Respiró profundo y
escribió su nombre en la memoria... no esperaba alguna vez que (hoy|por él) el corazón bombeara tanta sangre cada vez que recordaba ése instante/a él, no iba a decírselo de otra forma, no iba escribírselo más, no iba a gritarlo más...
ella esperaba
y Él lo sabía.


Y sí, ahora todo merece la pena
al verte sonreír.

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