lunes, 26 de octubre de 2009

Sí, nunca debí pensarte más de la cuenta,
no debí creerme tu compañera de sonrisas (nunca lo fui).

No debí imaginarme de tu mano en las calles oscuras, no debí creerme los besos que te robe a la fuerza.


No sé porqué sigo siendo la misma idiota que se enamoró de ti, por tu forma de decir mi nombre, por tus gafas de alto aumento, por tu sonrisa fracturada, por tu voz hipnotizante, por tu cabello generoso, por tus manos que más de tres veces me transportaron a otra ciudad, por tu guitarra con danzantes cuerdas, porque no sabes bailar... por tanta infinidad.


No sé por qué ponía atención a tus silencios, a tus parpadeos y tropiezos, a tus manías y deseos, por qué seguía tu risa a pesar del ruido, por qué temblaban mis piernas frente a ti.


Llegó un tiempo en el que me cansé y quise no sentir, pero entonces era una cobarde,
y sí (puta madreeee!!) sigo siendo una cobarde. Y es otro momento, pero es lo mismo, soy miedosa ante todo esto, una pendeja por tener estas emociones cuando tu jamás me diste una señal ni tan siquiera un cacho de ilusión partida a
la mitad.


Perdón por ser quien trato de enamorarte, cuando yo ya lo estaba hasta los huesos por ti. Nunca fue homógeneo claramente está.

No, ni me preguntes que por qué te quiero... tampoco que no entiendes. Yo tampoco lo entiendo, quiero quererte obviamente, pero ya no así.

Quiero tener la vida de antes, quiero volver a pensar en mí antes de pensar en ti.


Y sí, otra vez yo
con mi sube-baja de emociones,
esta vez no hay nadie que me haga las nubes tocar.
Es una baja total.
Es una baja de sonrisas
e incluso de latidos.
Necesito irme y aclarar...

No hay comentarios: