Me has rozado el corazón de nuevo.
Te busqué en las escaleras de siempre, hablamos de lo mismo y de nada... me observaste débil por primera vez.
Y vimos que el tiempo se ha pasado rápido.
Ahora después de verte, estoy con la sonrisa de siempre.
Esa que no sólo expongo en sueños y metáforas viajantes, es esa que me sale cuando pienso en ti.
Ven. Tropiezate conmigo y aprende a aferrarte otra vez a mis abrazos.
Quisiera que no me soltaras nunca, robarte tiempo, silencios, sonrisas y
más de un beso.
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