lunes, 2 de marzo de 2009

Es la espera en un teléfono, la aventura de lo ilógico, la locura de lo mágico, un veneno sin antídoto, la amargura de lo efímero, porque él se marchó. Amores, tan extraños que te hacen cínica, te hacen sonreír entre lágrimas. Cuántas páginas hipotéticas, para no escribir las auténticas. Son amores que sólo a nuestra edad se confunden en nuestros espíritus, te interrogan y nunca te dejan ver, si serán amor o placer. Y cuantas noches lloraré por él, cuantas veces volveré a leer aquellas cartas que yo recibía cuando mis penas eran alegrías. Son amores esporádicos, pero en ti quedarán.

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