domingo, 7 de febrero de 2010


Voy a estar donde siempre, sin moverme; permaneceré entre la multitud, las palabras sin sentido y los cruces de miradas. Estaré ahí donde yacen los sueños que nos diferencian.
Donde venden sonrisas. Donde el dolor no existe y la alegría se embalsa al vacío, para que cuando tu necesites sólo un poco, te sea fácil sonreír.
Creo que es importante mencionar que no necesitarás pretextos ni motivos importantes para hacerlo, la razón estará sin ocultarse entre las yemas de los dedos, en ese abrazo destemplado que nos hacía querernos y sentirnos más uno del otro, estremeciéndonos sólo de imaginar el punto más alto, sin tener aliento ni poder respirar, sin amarras, ni el tic-tac que nos hacía recordar que se acababa el tiempo...
Estaré ahí, sin decir palabra. Esperándote,
aunque no parezca la misma, seré la de siempre.
Aunque no te mire, te estaré queriendo como el primer día. Aunque no me veas cerca o me sientas lejos, estaré en tu corazón, aunque no te acuerdes de buscarme dentro de él.
Aunque te sientas perdido, tienes que buscar el doble sentido a las palabras que te haya dicho hasta ahora. Aunque parezca no estar, y la noche sea inmensa y lluevan trocitos de la luna. Estos son los últimos versos que te escribo hasta entonces, es tu turno, cuidate.

No hay comentarios: