domingo, 12 de febrero de 2012


Escuché que has sentado la cabeza. Que encontraste a una chica y que ahora estás casado. Escuché que tus sueños se hicieron realidad, supongo que ella te dio lo que yo no te di.
Viejo amigo ¿por qué sos tan tímido? No es propio de vos contenerte u ocultarte de la luz.
Odio presentarme cuando menos se me espera sin que me inviten, pero no pude mantenerme alejada, no pude oponerme. Esperaba que vieras mi cara y que te acordaras de que para mí, no se ha terminado.
No importa, encontraré alguien como tú. No deseo nada más que lo mejor para ti también. No me olvides, te lo ruego. Recuerdo que decías que: "A veces el amor perdura, pero otras en cambio duele. A veces el amor perdura, pero otras en cambio duele, sí."
Sabías cómo el tiempo pasa volando, sólo ayer fue la mejor época de nuestra vida. Nacimos y crecimos con la calima de verano, vinculados por la sorpresa de nuestros días de gloria.
Nada es comparable, sin preocupaciones ni cuidados. Remordimientos y errores forman parte del recuerdo ¿Quién iba a saber cuán agridulce sería esto?

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